viernes, 27 de abril de 2012

Fan Fic: No Olvides Sonreir :)

Prefacio:

 POV Bella:

Mi vida era una pesadilla. Estar casada con un hombre que no te ama no es nada fácil, ¿Quién dijo que si?

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POV Edward:

Haberte casado con una mujer que no te ama y ni siquiera te tolera es deprimente.
La excusa de conseguir una amante ya paso.
Algun dia tendria que confesarle el amor que le tengo, pero no se cuando.

Capitulo 1:
 La gran fiesta♥ 

POV Bella: 


Mi vida era una pesadilla. Estar casada con un hombre que no te ama no es nada fácil, ¿Quién dijo que si?

Edward Cullen se había casado conmigo solo para mantener una buena relación entre la productora y empacadora mas grandes del país. Su padre, Carlisle Cullen, era uno de los hombres más ricos de la región, tenía una productora de res. Y mí padre, Charlie Swan, le compraba toda su mercancía. Ellos nos ofrecieron casarnos, solo para mantener las apariencias de “amistad”. Mi madre Renee, y mi suegra Esme, no sabían nada de este contrato. En verdad, nadie lo sabía.
Yo me sentía mal al respecto, se lo dije a mi padre, pero el solo dijo que después las cosas se arreglarían. Mi pregunta era… ¿Cuándo? ¿Algún día Edward Cullen se enamoraría de mí?
Eso era imposible, ya que el seguía teniendo sus queberes con Rosalie Hale. Odiaba a esa tipa. No me dejaba ninguna oportunidad de acercarme a Edward. 
Pero para ser sincera, el tampoco hacia nada.
Dormíamos en cuartos separados, a excepción cuando llegaban las vacaciones y venían familiares de el. Solo el así me besaba o platicaba simpáticamente conmigo o dormía en mi cuarto, pero no había nada entre nosotros.
Yo siempre esperaba con ansias las vacaciones, solo para besarlo o tenerlo enseguida de mí.
Esa vida era patética. Llorar y darte cuenta de que el no este durmiendo en su cuarto. Llorar y darte cuenta de que lo amas con locura. Llorar y darte cuenta de que el no hace nada.
Siempre pensé que el era un hombre, un hombre con todas sus palabras, pero cuando me di cuenta de que el me evitaba y no me tocaba, pensé que era homosexual. Después me di cuenta de que yo era muy poca mujer el, que ni siquiera podía causarle nada. Yo no pedía que me amara –al principio si-, pero después lo único que pedía era que me hiciera suya. Pero ahora comprendo que ni siquiera sexo le puedo ofrecer. Era absurda la idea de hacer una fiesta para festejar nuestro primer año de casados, o la estúpida idea de Alice y Jacob: pensar que estaba embarazada! Eso no podría ser cierto, mientras yo aun fuera virgen y mi esposo no me tocara, jamás seria madre.

Alice, Jane y Leah estaban mas emocionadas que yo organizando la fiesta. Alice, mi cuñada favorita, pensaba que estaba embarazada, al igual que Jacob, mi hermano. Jane, mi otra cuñada, pensaba que entre Edward y yo todo era pasión. Leah pensaba diferente que todas ellas, me agradaba que se reservara todos sus comentarios. Alice y Jane se enojaban conmigo por no prestar atención, pero no le veía el caso.

Por fin llego el gran día. La gran fiesta para conmemorar el año de casados de Edward y Bella, o mejor dicho: el gran día para cerrar otro contrato entre los Cullen y los Swan.
Me vestí lo más elegante que podía. Sue me hizo un vestido único que solo yo lo llevaría, ya que estaba hecho a mi medida. El vestido era negro como el azabache, y muy largo. Era demasiado fino, casi como mi piel. El color contrastaba conmigo, ya que el vestido era muy negro y yo muy blanca, debía de ser la herencia albina de mi madre. Mis ojos verdes se miraban grandes y luminosos, mi piel tenía un toque rosado por el maquillaje. Mis labios tenían un color rosa, pero no muy fuerte. Era la primera vez que me veía al espejo y me gustaba mi imagen. A Edward también debía de fascinarle tan siquiera que yo no estaba tan mal físicamente. No era una mujer guapísima, pero tampoco era fea y tenía lo mío. El vestido se ajustaba perfecto a mi cuerpo, cosa que hacia que se me miraban más mis pechos, mi cintura más delineada y mi cadera un poco mas ancha. No había razón para que Edward no me deseara.
Los invitados ya iban llegando, cosa que me asustaba. Inhale y exhale para tranquilizarme hasta que tocaron la puerta:
-Bella, ¿ya estas lista?
-Humm… si 
-¿Puedo pasar?
-Si, pásale Edward.
Abrió la puerta, entro y la cerró. Voltee para hacerle frente, ya que le estaba dando la espalda. Se veía más que hermoso, el traje negro quedaba más que bien. Pero había algo diferente en el: su mirada. Estaba llena de ¿deseo? O tal vez era ¿excitación? La verdad era que estaba alucinando.

-Te vez hermosa Bella- me dijo mientras de acercaba. Nunca me había dicho que me veía hermosa-, mas hermosa que en nuestra boda.
-¿Te acuerdas de la boda?
-¿Cómo no me voy a acordad?
-Cierto. Ese fue el día que nos arruino la vida.
-No lo veas así.
-Pues no hay otra forma de verlo.
-¿Nos vamos?- me dijo mientras me ofrecía su brazo y yo como boba aceptaba.

Al bajar las escaleras me susurro al oído e hizo que se me erizara la piel.
-No olvides sonreír.
-A veces me olvido de hacerlo.
-Lo se y… perdón.

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